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La creciente especialización de los cultivos y los denominados monocultivos encuentran, en su continuidad, una dificultad notable por la presencia de parásitos animales y vegetales que condicionan su desarrollo. El sistema de rotación siempre ha implicado la alternancia de diferentes cultivos en la misma tierra. Esta práctica no siempre es suficiente y casi nunca se practica para los cultivos de alta rentabilidad, hortalizas, flores y viveros, que son la base del desarrollo económico y comercial de regiones enteras. La necesidad de recurrir a la esterilización se hace entonces evidente, con intervenciones lo más económicas posibles, para reducir la presencia de parásitos del suelo a niveles aceptables y mantener la fertilidad. Para este fin, en los últimos veinte años se ha impuesto de manera generalizada, el uso de bromuro de metilo, un fumigante que, inyectado en el terreno, ejerce su poderosa acción biocida. El terreno tratado se cubre con una lona de plástico durante unos 20 días y sólo después de este período se puede cultivar. Por los buenos resultados de esterilización obtenidos y por el costo aceptable, la utilización de bromuro de metilo se ha impuesto en todo el mundo para los cultivos tanto en campo abierto, como en invernadero. Los datos oficiales estiman el consumo mundial en 68.425 toneladas en 1996. En las Figuras se cuantifica el uso de bromuro de metilo en el Mundo para los diferentes cultivos implicados (Minuto A., Pomè A., M. L. Giullino). Se ha cuestionado, sólo recientemente, el uso del bromuro de metilo, por motivos de naturaleza toxicológica, higiénico-sanitaria y medioambiental. Este fumigante, de hecho, se ha rebelado altamente tóxico para todos los organismos acuáticos y para el hombre y se considera responsable de la reducción de la capa de ozono. Además, la presencia de residuos de bromuro inorgánico en los terrenos y en las plantas cultivadas también ha creado problemas para la comercialización de productos agrícolas en algunos Países. En la 9ª reunión, celebrada en Montreal en 1997, se redactó un protocolo en el que se prohíbe el uso de bromuro de metilo, que se considera responsable de la DESTRUCCIÓN de la CAPA DE OZONO ESTRATOSFÉRICA, a partir de enero de 2005. En consecuencia, la próxima prohibición del bromuro de metilo pone de relieve los problemas relativos a la esterilización del terreno, que son motivo de gran preocupación para todos los operadores del sector.